viernes, 17 de enero de 2014

PARAJES DE XÀTIVA (11/01/2014)

Hoy tocaba una ruta tranquila. De vez en cuando apetece. No todas van a a ser cañeras. Y eso que la de hoy tenía su puntito en kilometraje.
Por lo demás, una verdadera gozada de excursión (... qué poco utilizamos esta bonita palabra, excursión). Una clásica del senderismo que afrontaba por segunda vez, la primera fue hace cuatro años.
Nunca repites una ruta. Siempre es otra distinta. Ha pasado el tiempo y muchos detalles se te olvidan. Al volver a pisarla, la memoria se reactiva y reaparecen paisajes, rincones, vistas, que ahora degustas con otra perspectiva. Un mismo decorado puede parecer distinto dependiendo incluso de la compañía. También cambia según la época del año o según las condiciones meteorológicas del día, como en el caso de este estupendo sábado.
Una mañana sabatina bajo un cielo plomizo y una bruma constante que creó una atmósfera especial. Y, además, hoy con la siempre agradable compañía de Lorena que iba más que contenta estrenando equipación y herramientas.
Como os decía, esta ruta es una de las clásicas del senderismo valenciano. Aúna naturaleza, montaña, paisajes e historia, mucha historia.
Está señalizada como PR-CV 78 y por él viajaremos casi en su totalidad.
Iniciamos la ruta en las proximidades de la Font dels  25 Dolls, veinticinco caños chorreando con fuerza.
Desde allí salimos en dirección este por la carretera CV-610 que lleva hasta Gandía. Tras unos pocos metros la abandonamos y seguimos por una pista paralela y por encima de ella. Dejamos a la derecha el bonito puente que cruza el barranc de l'Angeliu y ya localizamos los primeros postes indicativos.


Seguimos pues la ruta verde en dirección a la Cova Negra.


Nos internamos en una pequeña pinada y más adelante, dejamos a nuestra izquierda una fábrica de ladrillos. Aparecemos entonces junto al cauce del río Albaida. Como antes os comentaba, esta brumosa mañana añadía un encanto especial a los paisajes.


El río se integraba perfecto envuelto por una niebla aterciopelada. Su cauce estaba flanqueado por un denso cañaveral amarilleando entre la vegetación de ribera.


A lo lejos, apareciendo entre la bruma, ya vemos Les Arcaetes d'Alboi (aquí, el río Albaida recibe el nombre de Alboi), un espectacular acueducto árabe que, incluso hoy en día, sigue ejerciendo su función de transportar agua desde las fuentes de Bellús a Xàtiva.




Una magnífica construcción que consta de nueve arcos y mide unos doscientos metros.
Continuamos por la senda donde destacan los restos de las antiguas canalizaciones.


Una pasarela evita el barranco del Quadrado.


Tras ella, unas escalerillas bajan hasta el Assud de la Séquia Murta donde hay instalada una estación de medición del nivel del agua.




Siguiendo de nuevo por la senda llegamos a la siguiente parada, la Cova Negra. Está protegida por una valla y hay restos de actividad arqueológica en su interior.



Seguimos. Siguiente alto en el camino, la Casa de la Llum.


Aquí hay parada y fonda. Un bonito paraje acondicionado para picnic donde dimos cuenta del almuerzo. En aquel lugar y entre bocado y bocado, mis ojos se desviaban hacia la puntiaguda silueta de la Penya del Esventador, al otro lado del río.


Apuntada queda en el cajón de las pendientes, ¡vaya que sí!. Y de postre, mandarinas y bombones.
Ahora toca rebajar el almuerzo. Para ello nada mejor que ... ¡una subidita!. De las dos destacables que tiene la ruta, ésta es la primera. Desde allí mismo un poste indica la continuación del camino, que ahora pica para arriba por una senda, a tramos empedrada y bastante resbaladiza por la humedad reinante.




El ascenso se culmina en el colladito del Port de la Serra Grossa. Sierra que nos acompañará por la izquierda a partir de ahora. Las vistas desde el collado brillaban por su ausencia. Es lo que tiene eso de la niebla.


Recuerdo que desde allí ya se divisaba la Serra del Castell de Xàtiva, pero hoy, ná de ná.
Bajamos del collado hasta alcanzar la carretera N-340 que cruzamos para seguir un poco más adelante por una pista, es la senda de la Falaguera.


Pasamos junto a la bonita y deteriorada Casa de Quadrado.


Llegaremos más adelante a una cárcava inundable donde crecen unos bonitos pimpollos.


Llevamos ahora el barranco del Quadrado a la derecha. Bonito barranco surcado por un riachuelo procedente de la font de Quintana, nuestra próxima parada. Además, destaca por el tupido cañaveral que lo tapiza.


Fuente de Quintana. Precioso rincón. Abandonado y decadente. Frescas aguas. Alicatada con bonitos azulejos y una imagen de la Virgen Dolorosa.


Sobre la fuente, la masía fortificada de Quintana.



Almenas, escudos nobiliarios y una capilla.



Un año, 1907, período de Restauración Borbónica entre dos repúblicas. Inestabilidad política. Por lo que pueda pasar, mejor fortificarse.
Dejamos a la izquierda un bonito campo de caquis junto al verde de la arboleda del barranco de Caturla.


En el siguiente cruce de pistas giramos a la derecha para seguir por el asagador de la fuente de Quintana.
Ahora se cementa y se adentra entre chalets, casas de campo y plantaciones de naranjos y mandarinas (riquísimas ellas).


Estamos en el valle de Bixquert, entre la Serra Grossa y la de Vernissa, que vemos al frente. Es una zona de segundas residencias para los setabenses.


Procurando no perder las señales del PR, salimos de la zona siempre con Serra Vernissa al frente, visible a pesar de la bruma. Los caminos cementados acaban junto aun campito de mandarinas y volvemos a pisar senda. Vamos rodeando la Vernissa hacia el este. Mis ojos se fijan en las dos cimas de esta sierra, la Creuta de Xàtiva y el vértice geodésico.


El tramo de cresta entre ellas es una de mis últimas fijaciones (Lorena y yo ya lo tenemos en la butxaca, de modo que ...próximamente en sus pantallas).

La Creuta de la Serra Vernissa
La senda se eleva paulatinamente con el barranco de la Solana a la derecha y ahora es empedrada.


Historia viva. Primero romana, luego árabe y morisca. Enfrente se dibuja la fantasmagórica silueta del Castillo de Xàtiva envuelta por la niebla. Espectacular.




Llegamos al collado que separa la Serra Vernissa de la Serra del Castell. Es el Portet de Vernissa. Los romanos (ya por entonces, maestros en las Obras Públicas) no tuvieron inconveniente en pegar un tajo en la montaña para facilitar el tránsito entre las dos vertientes de la sierra.


Bueno, ya estamos en la cara norte. Xàtiva a nuestros pies.


Bajamos hacia la ciudad durante un tramo para luego remontar siguiendo las señales del PR en dirección a las murallas del Castillo.


Una puerta sin puerta nos facilita atravesarlas.


Ahora conectamos con un bonito sendero que nos pasará junto a la Cova dels Coloms en primer lugar. Una gran cavidad con un altar y una imagen de la Virgen de la Paz, obra del escultor Francisco Bolinches, hijo predilecto de Xàtiva.


Después llegamos a la Nevera, muy bien conservada.


Luego llegamos a la Cova de les Gotetes protegida por una valla. Oímos el goteo aunque el aljibe estaba casi seco.


La senda sale después a la carretera de acceso al Castillo, una lazada bajo sus murallas,  junto a la Cova dels Lleons. Lo dels lleons parece una leyenda, según la cual, los enemigos capturados eran arrojados allí para ser devorados por las bestias. Lo que parece más claro era su utilidad como almacenamiento de agua.



Volvemos para atrás para atajar una gran curva de la carretera con un sendero. La maniobra se puede repetir en las dos curvas siguientes hasta aparecer junto a la Ermita de Sant Josep, antes de Santa Bárbara y hoy también, según reza una inscripción anexa, Casa Rural y de Retiro.


Por detrás y en lo que es su entrada principal hay una bonita cruz renacentista del S.XVI.


Desde allí alcanzamos las primeras casas de Xàtiva por un camino empedrado.






Un poco de callejeo por el casco antiguo hasta llegar a la Fuente de los 25 caños.




Caen unas gotillas justo antes de alcanzar el coche. Vamos, que ni pintao ...
Fin de una estupenda ruta a la que sólo le faltó el sol ... pero yo no lo eché de menos.
Adéu.





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