viernes, 28 de junio de 2013

ZAGRA - JUNCANILLA - LA CABALLERA - BARRANCO DE BERCOLOM (22/06/2013)

El pasado sábado nos paseábamos por las orillas del Turia en Chulilla, y siete días después hacemos lo propio aunque a algunos kilómetros aguas arriba.
El recién estrenado verano (quien lo diría) parecía tentarnos con algún irresistible chapuzón ... y allá que fuimos, a caer en la tentación (la carne es débil ...).
El lugar elegido para "pecar" fue el barranco de Bercolom, tras paseo por las orillas del Turia desde Zagra  hasta el área recreativa de La Caballera, para entrar en calor.
Ya son varias las veces que hago esta ruta y no me cansaré de repetirla, sobre todo si al final te das el lujazo de un baño en la poza de la gruta.
Llegar a Zagra en coche no es complicado, a pesar de que te tienes que comer diez kilómetros de pista, aunque en relativo buen estado. La pista nace (indicación a la izquierda) después de pasar el kilómetro 79 de la CV-35 antes de llegar a Titaguas.
La pista baja hasta el río y junto al puente, ya en los restos de este poblado de Zagra, hay una área recreativa y buen espacio para dejar los coches.


El veranito nos obsequiaba con 11ºC al inicio de la ruta. Hubo disparidad de criterios en cuanto a la equipación inicial, forros polares versus manga corta, pantalones largos versus cortos. Sufrir un poco el fresquito mañanero y aligerar la mochila o abrigarse antes de entrar en calor. Para gustos colores. Yo prefiero ir ligero. Comenzamos a andar por la pista (PR-CV 41) paralela al río a contracorriente. Las aguas bajan de color chocolate, no es de extrañar tras las últimas tormentas.




Pasamos junto a una estación de aforos y un poco más adelante, a nuestra derecha, la Fuente Nueva cubierta de helechos.


Más adelante una pequeña cascada cae sobre una alfombra de musgo, es la Fuente de la Mojonera.




Un poste nos indica una variante del PR. Por la derecha, escalonándose sobre la ladera, la senda conduce a Titaguas.


Nosotros continuamos rectos sobre la pista y llegamos a la abandonada piscifactoría de la Tosquilla.



Un manantial de aguas cristalinas va rellenando las balsas (Fuente de los Baños). A pesar del fresquito ya me tienta lo de pegarme un chapuzón, y eso que no hemos hecho más que empezar. De momento toca seguir.



Otra fuente "acaracolada" aparece más adelante.


La vegetación de ribera es apabullante destacando, imponentes, los chopos.
Pasamos junto al refugio de la Trucha, con okupas incluídos, donde acaba la cómoda pista.


Pronto el Turia se nos aleja introduciéndose en una garganta y la senda tiene que remontar, zigzagueando, el Puntal de Juncanilla.




Antes del collado conviene desviarse por la izquierda hasta unas rocas para llegar al mirador de Los Conquetes. Una atalaya espectacular sobre el angosto cauce del río.




Como nos contaba Pedro en nuestra anterior visita, bajo estas impresionantes paredes hacían un alto los pastores trashumantes en su ruta desde tierras castellanas y aprovechaban para dejar allí, en cuarentena, al ganado renqueante. A la vuelta, los animales que seguían con vida continuaban el camino de regreso a tierras altas. Los débiles o tarados eran comida para los buitres y demás alimañas. Anécdota aparte, y como nos indica el cartel explicativo, también era una zona de difícil paso y arriegasda para los madereros que bajaban con los troncos hacia Valencia.

Un líquen del género Lecanora


En el collado enlazamos con una pista que nos pasará junto a la fuente de la Juncanilla, su abrevadero y su pozo en un bonito enclave.




Ahora la pista coincide con el PR-CV 220 (curiosamente, Senda de la Madera).
Tras un buen tramo de pista llegamos al área recreativa del Molinillo. Nos desviamos un poco antes por la izquierda a fin de vadear fácilmente el barranco del Regajo. El camino conduce a otra área recreativa, la de la Caballera, con su fuente, su piscina y su zona de picnic.



Una pena que estas zonas, tan visitadas no hace tantos años estén ahora en estado de abandono (las normativas anti-incendios, las nuevos modos de ocio familiar ... ¡quí lo sá! ...). Allí es un buen lugar para almorzar y dada la hora ... pues manos a la obra.


Desde allí volveremos sobre nuestros pasos hasta el inicio de la ruta para encarar la segunda parte de la jornada.


El fresquito ya hace rato que salió en retirada y en el tramo de pista el sudor hace acto de presencia. Si al final pasaremos calor, ya verás.



Un coccinélido sobre Carduus tenuiflorus
Una vez de regreso en los coches, algunos ultimaron los preparativos para adaptarse a la parte acuática que se avecinaba, el barranco de Bercolom con sus pozas y cascadas.
Toca cruzar el puente sobre el Turia para seguir por la pista. Cuando se bifurca seguimos por la derecha unos metros hasta una curva cerrada, momento en el que la abandonamos para remontar el barranco de Bercolom. La senda no está muy definida y  tendremos que vadear el riachuelo un par de veces. Llegamos a una primera poza y su cascada.


Allí haremos un último vadeo para subir por las rocas de enfrente.


Una trepadita y seguimos hacia la segunda cascada, la de la cueva. Para acceder a ella la sendita  sube primero para descender a la poza por la izquierda. De momento nos olvidamos de ella y seguimos subiendo por la durilla pendiente hasta enlazar de nuevo con la pista. Otro pequeño tramo por ella para dejarla cuando gira hacia la izquierda. Nosotros nos adentramos en el barranco de nuevo para seguir remontándolo, ahora más suavemente. Aquí no lleva mucha agua. Algunas pozas dispersas no impiden el buen tránsito por el cauce.



Otro gallo cantaría si el barranco viniera cargado. Este tramo es realmente bonito. Unos resaltes rocosos en forma de graderío allí donde el barranco se cierra, son la antesala de la gran cascada de Bercolom (o salto del Conejo).


Gran cascada por la altura que salva en su caída y no por el agua que lleva.


Una pena que, paradójicamente dadas las últimas tormentas, lleve sólo un hilillo de agua. Hay que hacer uso de la imaginación para ver este magnífico lugar en todo su esplendor.




Toca desandar el barranco y descender de nuevo hasta la poza de la cueva.


Vale la pena remontarla hasta donde comienza su cascada para verla desde arriba.



Como era uno de los objetivos del día y no me aguanto más ... ¡al agua patos!. Bueno no tan rápido, Paquito. Primero toca despelotarse y echarle narices tras el primer contacto epitelial con el líquido y fríííoooo elemento. Una vez superado el susto he de reconocer que fue (como siempre) una auténtica gozada refrescarse en las aguas de uno de mis lugares de baño preferidos. Abajo alguna de las fotos que han pasado el filtro de la censura:



Foto by Manolo M.


Todos, en mayor o menor medida o con mayor o menor protección, nos dimos un buen chapuzón antes de volver a los coches y de ahí ... a casa.
Queda inaugurada la temporada veraniega, de momento atípica. Pero ya llegará ... ya.

(by J.Manuel)
Adéu.



2 comentarios :

Javi Nieto dijo...

Hola Compañero. Que zona más bonita esta del Alto Turia, hace poco anduve por allí (hacia años que no iba) y nuevamente me enamoró.
Lástima lo que dices de las zonas de esparcimiento y del refugio de La Trucha arrasado por las llamas, en fin...
Y Bercolóm, recuerdo su descenso con cuerdas y demás en el año 1990, sin neoprenos, uyy qué frio.
Saludos y hasta otra

Anónimo dijo...

Me encanta esta ruta para esta época del año. En algún año que el Turia bajaba con poca fuerza hasta nos adentramos a pegarnos un chapuzón en les Conquetes. Y esa poza final de Bercolón es de las que enamoran... Bueno, te lo dice uno que ha buceado hasta en las piscinas de la piscifactoría (la primera vez que la hicimos nos cayó un buen poniente encima, La pena es el refugio con lo bonito que era. El año pasado ya estaba quemado y todo abandonado. Una pena porque en los años 80 estuve acampado por aquí y era todo maravilloso. Afortunadamente el escenario natural está impecable. Un abrazo