lunes, 28 de enero de 2013

ALCALÁ DE LA SELVA - EL PEÑARROYA (26/01/2013)

Como era previsible tras el paso del frente frío que recorrió la península durante esta semana, hoy tocaba salir en busca de la nieve. Y vaya si la encontramos. Ya lo creo, y en cantidad. Una verdadera gozada. Eso sí, con un molesto aunque previsto invitado...el viento. Con estas condiciones y a estas altitudes más bien ventisca en toda regla.
Bien temprano nos fuimos camino de la sierra de Gúdar en busca del manto blanco y del techo de la provincia de Teruel. Hoy tocaba hacer la versión invernal de esta bonita ruta que tuve oportunidad de disfrutar en octubre de 2010, en un día "primaveral".
De noche salimos de Valencia y de noche llegábamos a La Virgen de la Vega. Los primeros rastros de nieve en la cuneta aparecieron iluminados por los faros del coche ya antes de llegar al pueblo. Buenos presagios.
En vista de que los maestros cafeteros del grupo excusaron su presencia localizamos un bar abierto para calentar el cuerpo con una dosis de la excitante infusión. Un ratito que dio tiempo a que aparecieran los primeros rayos de sol y nos descubrieran el nevado paisaje que nos iba a acompañar durante toda la jornada.
Seguimos hasta Alcalá de la Selva para aparcar junto al lavadero en el desvío de subida a la población.



2ºC. Tocaba abrigarse bien para la que se avecinaba. En días así mejor no dejarse olvidada la chaqueta cortavientos en casa. El chubasquero de "primeros auxilios" que tengo en el coche me sacó del apuro.
Vamos a movernos que ya me estoy quedando helado...
Salimos por la carretera en dirección Gúdar para encontrar el poste indicativo del GR-8. Desvío por la derecha e inicio de la pista en dirección Valdelinares.


Ya pisamos la nieve con precaución evitando las placas de hielo.


Unos perros en un corral nos saludan. Seguimos por el GR para abandonarlo por la izquierda tras poco más de un kilómetro recorrido. Una pintura medio tapada por la nieve nos indica el desvío. De aquí en adelante más vale tener a mano el track en el GPS si no conoces la ruta porque la nieve oculta todo rastro de marcas en el suelo.


Comienza el espectáculo...

Vamos subiendo poco a poco junto a la valla de una finca. El grosor de la capa de nieve va en aumento conforme ascendemos. Nieve virgen, toca abrir huella. Pasamos junto a las ruinas del Mas del Hontanar y un poco más adelante las del corral de la Majada de la Solana antes de internamos en un bosque de pinos teñidos de blanco. Bonitas vistas de toda la vega.


Allí enlazamos con una pista apenas reconocible con su camuflaje blanco. Te hundías hasta la rodilla. Un esfuerzo recompensado por la estampa de este bosque de hadas.






Recorrimos este tramo disfrutando como enanos. Seguimos por la pista hasta llegar al cortafuegos que, por la izquierda, nos acercará a la cumbre. Aquí la pendiente se agudiza, la ventisca se hace más violenta y no alcanzamos a divisar la cumbre.


Fernando subiendo por el cortafuegos

Llegamos a un rellano que resulta del cruce del cortafuegos con la continuación de la pista de acceso a la cumbre. En la nieve hay huellas recientes de esquíes. Un sitio con las condiciones ideales para iniciar un bonito descenso esquiando.
Todavía queda el tramo más duro de subida. Cada uno lo hace a su ritmo hasta alcanzar el monolito próximo a ese torreón que caracteriza al Peñarroya (2.028 m.), el techo de Teruel a pesar de la polémica por esa torre que lo alarga unos metritos, Javalambre (2.018 m.)...medalla de plata.
Tengo las manos congeladas. Imposible subir arriba del torreón. Está totalmente helado y resultaría peligroso trepar por esos escalones con el viento azotando.


Cima del Peñarroya (2.028m.)

El menda en la torre del Peñarroya (by J.Manuel)
Foto de grupo un poco más rápida que de costumbre. Toca almorzar, se nos ha pasado la hora (mea culpa) pensando que en la cima encontraríamos algún rincón a resguardo del viento. Para encontrarlo hubo que bajar un poco hacia el este y hacer un rodal bajo unos pinos. Ni que decir tiene que ni los guantes me quité. Sin café no despreciamos un chupito de ron para calentarnos y el chocolate de rigor. Y a bajar cagando leches.

El mirador (lo de ver es un decir...) y el pluviómetro del Peñarroya
Estábamos recogiendo para continuar cuando apareció un trio de montañeros (dos chicas y un chico), cuarteto si contamos al perrito que les acompañaba bien abrigadito él. Nos agradecieron el haber abierto huella, lo que les facilitó el seguimiento de la ruta y el acceso a la cima.
Si en la bajada hicieron lo mismo se lo debieron de pasar bomba a la vez que se acordarían de algún familiar nuestro.
El caso es que para el descenso, vistas las condiciones del terreno, resultaba muy tentador echarse unas carreritas con la nieve hasta las rodillas, cuesta abajo, entre esa maravillosa pinada.


Bajando por el barranco
Pasamos olímpicamente del track a sabiendas que enlazaríamos abajo con la pista del GR-8. Lo que no estaba en los planes era meterse en el barranco que vimos a la izquierda y que confluye más abajo con el de la Gitana. Un profundo barranco con sus paredes cubiertas por más de medio metro de nieve en algunos puntos y por el que transitamos de lado a lado rebozándonos como cochinos (en el buen sentido de la palabra). Duro y divertido a la vez.





J.Manuel con una original rueda de nieve
Una vez en la pista, la tomamos hacia la derecha para descender sin tregua. Una autopista a pesar de la nieve acumulada. Sólo había huellas recientes de esquíes.


Hasta Alcalá de la Selva sólo hay que seguir esa pista y estar atentos a los postes y marcas en los desvíos del GR-8.

Desvío de la pista

Una pareja subía con raquetas. La pista pasa a senda y discurre por bonitos tramos entre muros de piedra seca.




Ojito al hielo y al deshielo que embarró el tramo final.
A las 14:15 h. estábamos de vuelta en el lavadero donde nos acicalamos un poco antes de volver para casa. En Valencia teníamos 20ºC y un sol espléndido. Y yo seguía con las manos heladas, como si viniera del Polo.

Inevitable ...
En fin, una buena ración de nieve y frío en una bella y dura jornada montañera para el recuerdo.

(by J.Manuel)
Adéu.


viernes, 25 de enero de 2013

CORTES DE PALLÁS - LA CORTADA O SENDA DE CAVANILLES (22/01/2013)

Después de haber rebajado y asimilado la estupenda ruta nupcial del sábado, el cuerpo pedía a gritos montaña. Menos mal que el calendario laboral acudió en mi ayuda y siendo el martes 22 (...¡Uy ... como los millones en Suiza de algún espabilao ...) fiesta capitalina, no había que perder la ocasión. Si a eso le añadimos la oportunidad de seguir haciendo de cicerón (o cicerone) para mi buena amiga y compañera de trabajo Lorena, pues miel sobre hojuelas. Recién iniciada como está en esto del senderismo demuestra  salida tras salida sus progresos y su buen estado de forma así como su amor a la montaña.
El plan para hoy era recorrer uno de los senderos más conocidos de nuestra Comunidad, la senda de Cavanilles o sendero de la Cortada (o Cortá para los lugareños), señalizado como SLV-13. Espectacular donde los haya. Un camino con historia, un deleite para los sentidos. Una ascensión a la Muela de Cortes donde la estrella es la senda propiamente dicha.
Es mi tercera visita a la Cortá y no será la última.


Para localizar el inicio de la ruta atravesamos la población de Cortes de Pallás y continuamos por la carreterilla paralela al arroyo del mismo nombre hasta el remozado lavadero. Este tramo tuve el placer de pisarlo en mi recorrido por el GR-7 en una de sus etapas más espectaculares y duras GR-7 etapa 14 Venta Gaeta-Collado Bayart . Allí junto al lavadero vemos el cartel indicativo de la ruta. Seguimos las marcas verdiblancas del SL que nos sacan de la población por una pista cementada en su inicio. Llegamos a una bifurcación que nos ofrece dos posibilidades: subir por la Cortada (izquierda) o bien por el Corbinet y el paso de la Franca (derecha).

Confluencia de los caminos de ida y de vuelta
Las dos tienen su encanto pero hoy tiraremos para la izquierda. La subida por la Cortada es un poco más durilla pero subir por esa senda de herradura excavada en las paredes de la Muela, con esas vistas del pueblo, el Júcar y el embalse, es algo que no tiene precio.


La impresionante senda de la Cortada

Y allá que fuimos. Una hora de subida que es una gozada. Y eso a pesar del gélido viento que nos acompañó durante toda la mañana. Conforme subimos aparecen miradores colgados sobre el vacío en los que hay que recrearse.


Vista de Cortes de Pallás y el embalse
Chino-chano y poco a poco llegamos arriba.

Otro tramo de la subida con la peña del castillo de Chirel al fondo

Una postal de Cortes con fotogénicos pino y modelo
El altiplano de la Muela alberga la faraónica obra del depósito de agua, epicentro del complejo hidroeléctrico. Allí acaba la senda y comienza un llaneo junto a la valla del depósito. El viento arrecia de lo lindo en este tramo.

Cartel al final de la subida

La pista que rodea el depósito de la Muela
Mi intención era localizar (como en mi anterior visita en abril de 2010) un agujero en la valla (..que tenía waypointeado...) con el fin de subir a los muros de contención y ver el inmenso recipiente de agua que corona la muela. He de reconocer que no deja de ser una imprudencia o una temeridad el hacerlo. Es una obra vigilada y te puedes llevar un susto. Pero en aquella ocasión la tentación pudo más y en tu fiesta me colé como decía Mecano.


El depósito en Abril de 2010
Hoy, el agujero estaba remendado y me quedé con las ganas de enseñarle a Lorena esta maravilla de la ingeniería. Así pues fuimos rodeando la obra por la pista hasta llegar al desvío que nos acercaría hasta la senda de bajada.
El sol apareció pero no ganó la batalla al frío ni al viento. Había apetito pero haber quién era el guapo que se quedaba quieto allá arriba. Atravesamos el lapiaz para enlazar con la senda y tras bajar un poco encontramos un abrigo rocoso y allí que almorzamos.

Comienzo de la senda de bajada
Eso sí, sin ni siquiera quitarnos los guantes y tapados hasta las cejas. Dimos cuenta rápidamente de los bocatas, la naranja y el chocolate. Cuanto eché de menos el cafetito calentito y bautizado de Rafa o Vicente y Mariajo. Ya toca comprarse el termo Paquito ...

Lorena en la bajada por el espectacular paso de la Franca
Ante nosotros el tajo del arroyo de Cortes allá abajo escoltado por esos cinglos tan característicos de la Muela. La senda serpenteando para salvar el paso de la Franca. Y a la derecha la espectacular Ventana del Águila.

La ventana del Águila
Si la subida era bonita, la bajada no se queda atrás.
Una vez llegamos al cauce (seco en un principio) lo cruzamos para acercarnos al manatial de San Vicente  a los pies de una curiosa formación en forma de quilla de barco.

El manantial bajo la loma de la Franca
El agua manaba pura y cristalina y se encauza en una acequia en adelante.


Seguimos por la margen izquierda y bajamos hasta el abrigo de la Cueva Tejedor, refugio de ganado de la familia El Tejedor con tierras por los alrededores como nos indica el poste que la señaliza.


Los mendas en la Cueva Tejedor

El murmullo del agua nos anuncia que, aunque más escasa que en otras ocasiones, haberla hayla.

El Corbinet 
Atravesamos una pequeña cascada por un puente de madera (no estaba en mi anterior visita) y mirando hacia atrás contemplamos la preciosa formación tobácea del Corbinet donde se echa a faltar la caída de agua.

En 2013


En Abril de 2010
Desde el puente la senda sigue por el margen derecho del cauce y enseguida llegamos a la bifurcación del comienzo.
Con el pueblo a la vista, un amenazante y negro nubarrón nos pisaba los talones.


La lluvia, al final, no hizo acto de presencia y aún tuvimos tiempo de refrescarnos con una cervecita y comprar pan y algún dulce típico de la zona antes de volver para casa.
Una ruta sencillita con apenas 10 kms. Recomendable para pasar una buena mañana en cualquier época del año.
Una verdadera pena fue la contemplación, en el viaje de regreso, del desolador paisaje en que han quedado convertidos estos montes tras el devastador incendio de este verano. Para echarse a llorar...

Desolación y arco iris en las proximidades de la aldea del Oro
Adéu