miércoles, 30 de noviembre de 2011

GR-7 (10) ALCOTAS - BENAGÉBER (26/11/2011)

Paso a paso, golpe a golpe, chiste a chiste, sorbo a sorbo, ...se hace camino al andar.
Otra etapa más del GR-7 a la mochila, y van...
Siento que el objetivo está cada vez más cerca y eso que todavía no hemos llegado ni a la mitad, aunque en el 2012, si nada lo impide, llegaremos a El Pinos. Pero no adelantemos acontecimientos.
Hoy tocaba otra larga etapa (32.7 kms.) y dado el camino que teníamos por delante nada mejor que pegarse otro madrugón de aupa para que no nos cogiera el toro,...digo la noche. Y a punto estuvo.
Siguiendo la rutina habitual, sendos taxis (esta vez de Villar del Arzobispo y de Chulilla) nos condujeron desde Benagéber (fin de etapa) hasta Alcotas. Puntuales acudieron a nuestra cita en el pueblo de Benagéber (uno de los tres de nueva construcción creados tras la construcción del embalse, junto a San Isidro de Benagéber y San Antonio de Benagéber) en un amanecer realmente gélido. De ahí a Chelva donde nos esperaba Ximo, que a la postre nos abandonaría al paso por esta localidad pues unas obligaciones músico-familiares le impidieron continuar hasta el final. Y de Chelva a Alcotas. En este taxi-tramo empezó una pequeña odisea que hizo retrasar el inicio de la ruta. Bien por desconocimiento de las carreteras o caminos, bien por un exceso de confianza por parte de los chóferes, desde el pueblo de Ahillas tomamos una pista de tierra bastante deteriorada hasta Alcotas, cuando lo más sensato hubiese sido seguir por carretera hasta La Yesa y de allí por la CV-345 al desvío de Alcotas. El caso es que empezamos a andar con casi media hora de retraso sobre el horario previsto y hubo que apretar los dientes en algunos tramos para no llegar "fuera de control", o sea ... de noche. Y a fe que lo conseguimos.
Anécdota aparte y centrándonos en la ruta, he de decir que con esta etapa ha vuelto otra vez el espectáculo que conforman unos paisajes preciosos con una cierta dificultad orográfica añadida al kilometraje.
Vamos...que nos lo hemos pasado pipa.
Arrancamos motores con la ayuda de una sabrosa coca de pasas ofrecida por Paco y Nuria, pastelitos de coco de Manolo M. y galletitas varias.

Saliendo de Alcotas

Escarcha mañanera

Con la aterciopelada escarcha tapizando el suelo del monte, salimos del caserío de Alcotas para encaminarnos hacia la rambla del mismo nombre. La pista es amplia y limpia. Llegamos tras un repecho, al collado de Cavas desde donde se divisa la inconfundible cima del Pico del Remedio.

Al fondo el pico del Remedio

Desde allí seguimos en descenso para dejar la pista justo en el lecho del barranco, que cruzaremos. Ahora el GR va en compañía del PRV-91. Salimos de la rambla más adelante por la derecha para tomar una senda de herradura que nos dejará en el antiguo camino de Calles a Higueruelas. Tenemos la rambla a nuestra izquierda, allá abajo. Preciosas las vistas. El solecito mañanero ya nos va reconfortando y las prendas de abrigo desaparecen.
En un soleado recodo del camino decidimos repostar, almorzar lo llaman, antes de volver de nuevo a la umbría de la rambla, cosa que hicimos tras el calentito café que siempre nos aporta Rafa.
Una vez en el cauce nos quedamos maravillados por la cantidad y variedad de setas que lo tapizan. Los entendidos en la materia (los Manolos y Ximo) disfrutan como gnomos. Realmente es sorprendente el colorido, la vistosidad que añaden a la ya de por sí preciosa rambla de Alcotas. El agua circula a tramos por su cauce lo cual , y tras las últimas lluvias, todavía da más humedad al medio. Vamos un paraíso micológico.






Pasamos junto a la fuente del Lapicero para pocos metros después abandonar definitivamente la rambla (que se nos va hacia la izquierda) y unirnos de nuevo al PR que nos acompañará hasta Chelva.
Enlazaremos con la pista que viene de Peña Cortada y tras pasar junto a la torre vigía de la Torrecilla abocamos a la carretera de Ahillas.

La Torrecilla nos da la bienvenida a Chelva
Recogiendo la oliva

Ya estamos en las inmediaciones de Chelva, pero antes de llegar nos desviamos al paraje de la Fuente de la Gitana para hacernos la foto de grupo. Bonito enclave éste, donde el otoño se hace bien patente. Los amarillos y ocres de la hojas de los chopos, que todo lo cubren, hacen todavía más fotogénico el lugar.

Pequeño descanso en la fuente de la Gitana

A las puertas del cementerio nos abandonó Ximo. No, no es que se quedara allí. Allí había dejado su coche para regresar pitando a su compromiso en Guadassuar. Los nueve restantes proseguimos calles de Chelva abajo para acometer la segunda mitad de la jornada.
Salimos de la bonita villa por el camino de Tuéjar hacia el río que le da nombre. Pasamos junto al área recreativa de Molino Puerto. Sin cruzar el río, ascendemos por la margen derecha sobre el barranco de Montul. Abandonamos la pista cementada por un camino desde el que se aprecia el profundo tajo por el que discurre el Tuéjar camino del embalse de Loriguilla. Enfrente de nosotros aparece el restaurado puente de la Mozaira por el que cruzaremos. La senda mulera asciende ahora hasta la masía del mismo nombre y sus campos de cultivo. Perdemos ya de vista el cauce del Tuéjar.

Puente de la Mozaira

Panorámica serrana

Enfrente destaca el cerro de la Mozaira que rodeamos por una pista. Nos acercamos al barranco de la Puerca que recorremos por su orilla derecha (la vertiente de solana). Poco hay que destacar de este tramo, salvo la cueva del Miserere que veremos a la derecha. Aromas a torrada de carne llegaron poco después a nuestros olfatos procedentes de un grupo de agricultores que hicieron un alto en la recogida de la oliva para comer. Aún tardaríamos nosotros un buen rato en imitarles (comiendo que no cogiendo olivas).
Dejamos la pista para adentrarnos durante unas centenas de metros por el seco cauce del barranco de la Puerca (nada destacable) para volver a salir a otra pista que nos llevará a Bercuta.
La pista comienza a empinarse y a dejar estos paisajes agrícolas de olivos y almendros. Vamos camino del caserío de Bercuta. Al llegar a la fuente de su mismo nombre se encienden las reservas y toca llenar los depósitos.

Fuente de Bercuta

Buscamos una zona soleada para comer ya en las proximidades de la aldea abandonada.
No hacemos mucha "sobremesa" porque el sol comienza su declive y todavía nos faltan bastantes kilómetros para nuestro destino.
Algunas de las casas del poblado parecen rehabilitadas. Los ladridos de unos perros, la ermita reconstruida y los campos de almendros bien cuidados parecen indicar que Bercuta tiene vida.

Ermita de Bercuta

El camino sigue entre una bonita pinada camino de las hoces del Turia.
Un poste indicador nos ofrece la posibilidad de hacer una variante del GR-7 hacia la derecha y que nos llevaría hasta la presa del embalse de Benagéber ,indicada en caso de no poder cruzar el río por el puente colgante (alguna crecida parece ser que se lo ha llevado por delante en alguna ocasión). Como no es el caso bajamos por la vertiginosa senda que, tras innumerables lazadas, nos dejará justo a su entrada.
Este camino, el que más o el que menos ya lo ha hecho en alguna ocasión y no por ello nos deja de asombrar. Es de una belleza apabullante. Los profundos cortados del Turia, la senda propiamente dicha, la exuberante vegetación de ribera, el humedal de Barchel justo enfrente son ,para mí, de las mejores postales que podemos disfrutar en nuestra comunidad. Estos parajes justifican por sí solos el esfuerzo de acceder a ellos.

Madroño y enfrente el humedal de Barchel

Puente colgante sobre el Turia

Tras cruzar el Turia ascendemos hacia los chorros de Barchel y nos desviamos para visitar su preciosa cascada. Un arce granatense vestido con sus otoñales colores nos da la bienvenida en este maravilloso entorno.

Arce granatense

Chorros de Barchel

Muchas fotos después y con la tarde bastante avanzada había que retomar el camino si no queríamos perder una nueva lucha contra el sol (ya nos pasó en la anterior etapa). El GR continúa ascendiendo, aunque no lo parezca ni se adivine, por las paredes de estas formaciones tobáceas hasta alcanzar un pequeño llano encharcado. Un gran tronco de chopo caído nos ayuda a cruzar este humedal. Bueno, eso si no te distraes y pierdes el equilibrio como alguien que yo me se, y que quiso comprobar la temperatura del agua.

"Equilibrio inestable"

Superada esta dificultad llegamos a las casas de Barchel con el sol apurando sus últimos destellos. Dejamos las edificaciones a la izquierda, cruzamos el riachuelo y continuamos en un último y prolongado ascenso hasta la pista del camino de los Visos. En un cruce indicado, el GR-7 continúa por la izquierda hasta el collado de Nieva, pero nosotros seguimos por la pista en dirección a la ermita de San Isidro. El GR-7 deberá esperarnos hasta la próxima etapa, por hoy hemos tenido suficiente con esta.
Las luces del pueblo de Benagéber destacan ya a lo lejos. Casi a la carrera pasamos junto a la ermita y accedemos al pueblo, ya de noche, por un agradable paseo junto a la carretera.

Benagéber "la nuit"

La temperatura ha bajado considerablemente y de forma apresurada nos quitamos las botas y buscamos el calorcito de la calefacción de los coches para volver raudos y veloces a casa.

El grupo en la fuente de la Gitana (by J.Manuel)

Otra etapa más p'al currículum !!!. Esta estará , sin duda entre las más recordadas.






martes, 22 de noviembre de 2011

CIRAT - SALTO DE LA NOVIA - MIRADOR DE LA NOGUERICA (19/11/2011)

Una grata sorpresa.
Así definiría esta nueva jornada montañera en las cercanías de la bonita población castellonense de Cirat (Alto Mijares). Enclavada en un precioso valle del Mijares, Cirat esconde un verdadero tesoro paisajístico en sus abruptos alrededores. Una vista a las montañas que rodean este valle ya nos descubren los barrancos que se abren hacia el mismo y que albergan una riqueza natural impresionante. Pinares intactos, vegetación de ribera exuberante, una buena calidad ambiental como demuestra su flora criptógama (líquenes y musgos recubren y tapizan rocas y árboles), fuentes que manan frescas y limpias, húmedas umbrías con suelos sembrados de gran cantidad de setas que han brotado tras las últimas y persistentes lluvias, pozas transparentes, cinglos que se despeñan sobre los barrancos, espectaculares miradores. Si a todos estos atractivos le añadimos el interés del ayuntamiento por mantener, limpiar y señalizar los caminos y sendas que dan acceso a estos parajes, obtenemos...¡una ruta de cinco estrellas!.

Cirat
Tres son los puntos de parada obligatoria en el recorrido que os comento.
El primero, aparte del propio pueblo, son las ruinas del castillo árabe de Cirat.
Salimos por la parte alta del pueblo para, enseguida (cartel "Salto de la Novia") tomar una preciosa senda empedrada que nos asciende entre pinos hasta un collado.

La ruta está perfectamente señalizada

 Aquí nos desviaremos (también indicado) hasta las ruinas del castillo. Una vez en su base trataremos de conquistarlo un poco a discreción. Algunas partes de las murallas, torre y aljibe parecen resistir a los siglos. Imperdonable sería no recorrer el perfil del cantil sobre el que descansa la fortaleza para deleitarnos con las vistas del profundo barranco de las Salinas y sus pozas, allá abajo.

Ruinas del castillo de Cirat


Viendo el barranco de las Salinas


El barranco y sus pozas al fondo

Panorámica del barranco de las Salinas

Regresamos sobre nuestros pasos hasta el collado y seguimos por la senda de herradura hasta la confluencia con el barranco de la Losa. Allí nos desviamos unos metros sobre su cauce para localizar la fuente del Piojo. Las piedras resbaladizas por las recientes lluvias provocaron algún resbalón...y no miro a nadie...El agua mana bajo una losa rotulada con el nombre de la fuente. Fotos de rigor y a seguir.

Fuente del Piojo
Continuamos a orillas del barranco de las Salinas y pronto llegamos a la masía abandonada de la Huertacha . Algunos mangranos y olivos recubiertos por preciosos líquenes son mudos testigos del abandono de la huerta.






La preciosa senda acaba por descendernos hasta el lecho mismo del barranco, que vadeamos. Llegamos a un cruce con la pista que viene de Cirat pero tomamos el camino por la derecha del barranco (está acondicionado con una valla de madera) que nos lleva hasta el segundo punto de obligatoria parada, el salto de la Novia.
La senda nos deja en la poza que recibe la caída de este preciosa cascada. Realmente fotogénica, con sus paredes rocosas tapizadas por musgos y helechos y la poza de un increíble verde esmeralda. Un lugar ideal para un refrescante baño...pero mejor lo dejamos para otra época del año.

Salto de la Novia
Interesante la leyenda trágico-romántica del salto de la novia (al final del relato os dejaré un link sobre el lugar, de imprescindible consulta).
Tras inmortalizar el salto volvemos sobre nuestros pasos para, ahora sí, tomar la pista que nos lleva hasta el mirador de la parte alta del salto. Otra vista distinta que nos descubre otra pequeña cascada en la parte alta con su poza, allí nos dirigiremos, pero será después del almuerzo que ya eran horas. El mirador dispone de una mesa y un banco de madera, un buen lugar para reponer fuerzas.

El salto de la Novia desde su mirador
Volvemos a la pista y enseguida, a la derecha, tomamos una senda que nos lleva a la parte alta de los saltos. Otra perspectiva distinta y otra tentación para el baño. Volvemos a la pista y continuaremos por ella camino de la tercera parada obligatoria, el mirador de la Noguerica. La pista asciende, alejándose del barranco de las Salinas hasta un cruce. Giraremos a la izquierda (cartel) en dirección a Fuente Torres (está a 20 metros pero no la visitamos).


Seguimos ascendiendo por la pista hasta el collado de la Noguerica. Allí (poste indicador) dejamos la pista por un camino a la izquierda junto al corral abandonado que nos lleva directos al mirador del morrón de la Noguerica, la parte mas alta del recorrido (736m.). Unos metros antes de llegar al impresionante cortado, un viejo cazador, escopeta en mano, nos indicó "amablemente" (...como si le hubiéramos espantado las piezas) el punto de observación. El lugar bien vale la visita. A nuestros pies se extiende todo el valle del Mijares, los pueblos de Cirat y Arañuel, el barranco de las Salinas y el de la Losa, los altos que cierran todo el valle, a nuestra derecha los farallones del Morrón de la Noguerica, los frondosos pinares que tapizan las laderas...en fin, un verdadero deleite para los ojos y para el espíritu. Un buen rato estuvimos en tan bello emplazamiento, menos mal que hoy en día las fotos son gratis...

El grupo en el mirador de la Noguerica (by J.Manuel)

Esta me gusta más (by J.Manuel)

El que suscribe (by MªÁngeles)
Panorámica del valle del Mijares desde el mirador de la Noguerica
Pero había que volver, sobre todo al ver los negros nubarrones que nos acechaban, otra vez sobre nuestros pasos. Pero antes de llegar al collado tomaremos una senda a la derecha (atención a la fita) que nos bajará por la umbría de la Jarica hasta Cirat. Preciosa la senda de herradura recién desbrozada que nos enlazará con una pista. En este tramo estamos ante un bosque mediterráneo muy bien conservado, algo a destacar y que dure cientos de años más.

Senda de descenso
Pasamos junto a la fuente de la Jarica, para enlazar poco después ,ya a la vista de Cirat, con el camino Real de Onda a Aragón (cruz y señales).
A la izquierda el camino nos conduce de nuevo hasta el barranco de las Salinas (pozas) y tras cruzarlo, entramos de vuelta en Cirat.

Plaza de Cirat
Una ruta de las que se recuerdan para siempre...
Ah! y no llovió...

Os dejo el enlace con este estupendo y documentado blog sobre esta zona.

http://fotorutascomunidadvalenciana.blogspot.com/





martes, 15 de noviembre de 2011

GR-7 (9) BEJÍS - ALCOTAS (12/11/2011)

Otra maratoniana (o casi) etapa en nuestro discurrir por el GR-7.
Esta vez solamente fueron 34 kms los que devoramos. Eso sí, quedamos saciados y hasta empachados.
Le hemos cogido gustito a eso de "meterle caña" al cuerpo y  el ritmo que llevamos es de aupa. Salimos a 4.8 kms de media en movimiento y eso se nota.
Esta etapa contiene bastantes más atractivos que la anterior.  El relieve vuelve a parecerse a los típicos rompepiernas. Volvemos a deleitarnos con paisajes para recordar, vistas increíbles, barrancos, pueblos pintorescos, ríos, fuentes.

Esperando a lo taxis junto a la carretera de Alcotas
Entremos en materia.
Fresca mañana la de este sábado en tierras de los Serranos. Llegábamos a eso de las 7 de la mañana a las proximidades del caserío de Alcotas. Dejamos los vehículos junto a la carretera CV-345 y esperamos a nuestros amables taxistas que habían de conducirnos hasta Bejís por una sinuosa y bacheada carretera que provocó algún mareo que otro. Tras una hora de trayecto llegamos a Bejís para comenzar la caminata no sin antes visitar el bar de rigor para hacernos un cortadito. Entre pitos y flautas arrancamos ,ya repuestos, casi a las nueve de la mañana. Parecía que nos lo tomábamos con calma...nada más lejos de la realidad.
Al pasar bajo el acueducto, a la salida de Bejís, era como si se hubiera dado el escopetazo de salida.

Saliendo de Bejís

Como si quisiéramos recuperar el tiempo perdido entre más pitos que flautas salimos a buen ritmo camino de las aldeas de las Arteas. Camino junto al río Canales que dejamos casi de inmediato por la derecha en una senda en ascenso. Desvío que se nos pasó por alto y su posterior seguimiento...¡es que hay que concentrarse y aflojar de vez en cuando!. Ganamos altura sobre el cauce del Canales y disfrutamos del espectacular colorido de su vegetación de ribera.

Saliendo de Bejís

Un paréntesis para hacer notar que según nuestro libro de cabecera para el GR (GR-7 Fredes - El Pinoso de Estéban Cuéllar) bajaríamos hacia el fondo del barranco de la Muela  "sin senda clara y rebosante de espino que nos pondrá a parir" . Bien, mucho me temo que para evitarnos este sufrimiento o  han limpiado la senda o han desviado el recorrido. El caso es que no nos pusimos a parir y llegamos a Arteas de Abajo más frescos que una rosa. Aldea con bonito lavadero, ermita, casitas con sus emparrados porches y recuerdos impresos en la piedra de sus antiguos moradores.

Llegando a Arteas de Abajo


La bonita senda nos conduce poco después a la Aldea de Arteas de Arriba, menos pintoresca pero con una preciosa fuente en las afueras que manaba abundante y fresca. Fuente curiosa y profusamente señalizada.  Allí, sobre un tapiz de hojas de los chopos vencidas por el otoño, decidimos almorzar. Y de postre ...los inevitables chistes de Ximo.

Begoña, Fernando y Rafa en Arteas de Arriba
Fuente en Arteas de Arriba
Preparando el almuerzo en la chopera

Proseguimos aguas arriba por el barranco del Quiñón. Entraremos y saldremos de su lecho un par de veces. Como curiosidad botánica nos encontraremos con ejemplares dispersos de cipreses de Arizona (Cupressus arizonica). Una vez dejado el barranco, llegamos a un altiplano con bancales semiabandonados. Continuamos por pista. Atentos a un giro brusco a la derecha que enlaza con otra y nos dirige ,pasando por el corral de la Nava, hacia el collado de la Salada. Allí diremos adios a las tierras castellonenses del Alto Palancia para entrar en la comarca valenciana de los Serranos. Nos hemos cruzado la provincia de Castellón de norte a sur, y parece que fue ayer cuando estábamos empezando en els Ports a pisar el GR. (213 kms. por tierras castellonenses).

Cruce de GRs


Poco más adelante llegamos a otro collado donde se cruzan nuestro querido GR-7 con el GR-10.
Ambos acaban por conducirnos a Andilla. Nosotros optamos ,como es lógico, seguir fielmente por el 7.
Llegamos a la ermita Bardés o de Santa Margarita (siglo XV).

Ermita Bardés 

Desde allí buscaremos una senda que nos bajará hasta Andilla, visible al fondo del valle. Dicha senda nos ahorra un tramo de pista a costa del suplicio de las agresivas aliagas (aunque sin "ponernos a parir"). Volvemos a la pista junto al barranco de las Cuevas (visibles en la otra orilla) y nos acercamos a Andilla conducidos por sus bien señalizadas sendas de su Ruta Medieval. Una iniciativa digna de mención. Paneles informativos nos desvelan los secretos y la historia de la población.
Eran casi las tres de la tarde y optamos por comer nuestros bocatas en el bar del pueblo y acompañarlos por unas estupendas ensaladas. Tras el café nos hicimos la foto de grupo y abandonamos la población para afrontar el último tramo de la etapa...todavía nos faltaban más de 12 kms.

Puente medieval de Andilla

Salimos de Andilla junto al cauce del río del mismo nombre, para cruzarlo por un precioso puente medieval y subir por su histórica calzada hasta la Cruz de la Horca (adivina el porqué del nombre).


Atravesamos la aldea de la Pobleta y salimos por la rambla de Andilla. Tras un par de tramos de asfalto por la carretera de Higueruelas-Andilla, llegamos a los corrales de Ubieta. En este punto dejamos el asfalto y tomamos una senda que irá desapareciendo hasta casi perderle el rastro. Muy atentos hay que ir tratando de buscar las marcas blanquirrojas del GR pintadas en las piedras. Es un tramo que se hizo un poco durillo, en continuo ascenso hacia los impresionantes molinos del parque eólico que domina las lomas circundantes. A pesar de su dureza no aflojábamos el ritmo. Las vistas que dejábamos atrás eran verdaderamente preciosas con todo el valle de Andilla y sus montañas acunándolo.


Abocaremos a una pista forestal que nos acercará hasta los corrales de la Torda (apenas visibles) y la más que llamativa estación eléctrica que recoge la energia producida por el parque eólico.
Enlazamos unos pocos metros de nuevo con la carretera de Higueruelas y la abandonamos por un camino a la derecha hacia la fuente y abrevadero de la Torda. Seguimos por la pista de enfrente para dejarla más adelante (atentos al punto apenas marcado). Un rápido descenso nos deja en el lecho del barranco de la Torda. Aquí ya empezaba a oscurecer. Una pena porque el lugar era lo más bonito de esta larga ruta.

Bajando por el barranco de la Torda

Nuestro empeño era en esos momentos ganarle la batalla a la luz, que se iba apagando por momentos.
El último tramo del barranco fue una carrera contrarreloj de la que salimos triunfantes. Cinco minutos más y hubiéramos tenido que echar mano de los frontales para llegar a los coches. Pasaban pocos minutos de la seis de la tarde cuando alcanzábamos la meta, exhaustos pero felices.
Unas chuches y los últimos chistes del día nos sirvieron de despedida de esta exigente etapa del GR-7.

Foto de grupo (by J,Manuel)

La siguiente ya nos está esperando...